En el artículo anterior, cuestionamos las posibilidades de mejorar, o siquiera mantener, la competitividad de nuestras empresas y exportaciones si no aprovechamos el potencial transformador de las tecnologías de información y comunicaciones. Y una de las tecnologías que está transformando profundamente nuestra forma de interactuar y trabajar son dispositivos móviles como teléfonos inteligentes y tabletas. De acuerdo a LATAM Telecom, hoy uno de cada tres teléfonos vendidos en la región es inteligente, es decir, cuenta con funcionalidades similares a las de un computador. Y en sólo tres años uno de cada dos teléfonos vendidos en la región será inteligente. Esta explosión de dispositivos móviles inteligentes es resultado de la reducción de precios (el año pasado el precio promedio fue $175 y se espera que continúe bajando hasta $123 en el 2016), del creciente poder adquisitivo y de la mayor disponibilidad de servicios de datos.
En este contexto, es imperativo entender, e incluso anticipar, el impacto de la computación móvil en la creación y monetización de oportunidades de negocio, en la forma cómo nuestras organizaciones se comunican y colaboran, y en la forma cómo interactuamos con nuestros clientes para servirlos con eficiencia y relevancia. Las empresas están adoptando tecnologías móviles para incrementar la conectividad y productividad de sus colaboradores, para incrementar sus ventas a través de la identificación de nuevos mercados y del desarrollo de nuevos productos y canales, para servir y fidelizar a sus clientes, y para potenciar la toma de decisiones gerenciales y operativas. Por ejemplo, empresas comercializadoras usan tecnologías móviles para crear nuevos canales de distribución y ofrecer productos relevantes en función a la ubicación de los clientes. Proveedores de servicios financieros usan tecnologías móviles para crear nuevas formas de pago y penetrar eficientemente nuevos segmentos de clientes. Empresas productivas usan aplicaciones móviles para gestionar activos y operaciones, además de facilitar la asignación de recursos en tiempo real. Incluso, gobiernos usan tecnologías móviles para servir a sus ciudadanos con efectividad, eficiencia y transparencia.
Gestionar la explosión de dispositivos móviles inteligentes es también un gran desafío. Para acceder la experiencia y aplicaciones que valoran, la mayoría de colaboradores usa sus dispositivos móviles en sus centros de trabajo, lo que obliga a las empresas a implementar soluciones que permitan asegurar el acceso a datos corporativos y la integración de sistemas empresariales con una gran variedad de dispositivos y plataformas móviles de propiedad de los usuarios.
De acuerdo a Accenture, en un par de años el tráfico mensual de datos desde y hacia dispositivos móviles será de 6.3 exabytes, lo que equivale a 300,000 Bibliotecas del Congreso de los EE.UU. Vivimos en un mundo digitalizado e híper-conectado, lo vemos a diario. Aprovechemos esta explosión de dispositivos móviles y su potencial transformador para mejorar la productividad y competitividad de nuestras empresas.